RECOMENDACIONES NUTRICIONALES GENERALES
Como hemos comentado en el apartado anterior, las necesidades energéticas van a ser inferiores y como es lógico tendremos que ingerir menor cantidad de comida. Sin embargo, no debemos olvidar que necesitamos cubrir nuestros requerimientos de nutrientes y vitaminas, para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Por tanto, el pilar fundamental de las pautas nutricionales recomendadas durante la menopausia será “consumir alimentos bajos en calorías pero que aporten gran cantidad de nutrientes”, es decir, incrementar el consumo de alimentos de origen vegetal
(verduras, frutas, legumbres)
Además, es conveniente evitar el sobrepeso y la obesidad, cuyas tasas poblacionales tienden a aumentar durante esta etapa debido a la reducción de la energía necesaria que tenemos que consumir y una inactividad física derivada del envejecimiento, dolores óseos, musculares…
No debemos olvidarnos de la gran importancia que va a tener una ingesta óptima y suficiente de proteína
en nuestra alimentación con el objetivo o finalidad de compensar todas aquellas pérdidas de masa magra (huevos, legumbres, quesos frescos, pescados, carnes magras)
Además, será fundamental evitar el consumo de azúcares y harinas refinadas,
ya que como hemos comentado previamente nuestro cuerpo tendrá una peor capacidad de regular la glucosa en sangre y por tanto un mayor riesgo de desarrollar Diabetes Mellitus de tipo II. Por ello, debemos priorizar la ingesta de hidratos de carbono de absorción lenta
(cereales integrales, legumbres, frutos secos, verduras, frutas).
Según la evidencia científica, las recomendaciones nutricionales frente a la descalcificación ósea y osteoporosis van encaminadas hacia un aumento del consumo de calcio.
Es un error pensar que la única fuente dietética de calcio es la leche y los derivados lácteos,
también el brócoli, los garbanzos, las espinacas, acelgas, perejil, tofu, semillas, sardinas, langostinos
son fuentes dietéticas de este mineral tan importante para nuestros huesos. Pero, además, para que se absorba
en nuestro organismo, es fundamental un aporte adecuado de vitamina D,
cuya fuente principal es a través de la exposición solar, y en menor medida a través de la alimentación (pescado azul, huevos, leche, setas).